miércoles, 23 de julio de 2008

Asamblea en la carpinteria

Hubo en la carpintería una extraña asamblea; las herramientas se reunieron para arreglar sus diferencias. El martillo fue el primero en ejercer la presidencia, pero la asamblea le notifico que debía renunciar. ¿La causa? Hacia demasiado ruido, y se pasaba el tiempo golpeando. El martillo reconoció su culpa, pero pidió que fuera expulsado el tornillo: había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo. El tronillo acepto su retiro, pero a su vez pidió la expulsión de la lija: era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás. La lija estuvo de acuerdo, con la condición de que fuera expulsado el metro, pues se la pasaba midiendo a los demás como si el fuera perfecto. En eso entro el carpintero, se puso el delantal e inicio su trabajo, utilizando alternativamente el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Al final el trozo de madera se había convertido en un lindo mueble. Cuando la carpintería quedo solo otra vez, la asamblea reanudo la deliberación. Dijo el serrucho: "Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que pensemos en nuestras flaquezas, y concentrémonos en nuestras virtudes". La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, el tornillo unía y daba solidez, la lima limaba asperezas y el metro era preciso y exacto. Se sintieron como un equipo capaz de producir hermosos muebles, y sus diferencias pasaron a segundo plano.


Cuando el personal de un equipo de trabajo suele buscar defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa, En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás fortalecen los mejores logros. Es fácil encontrar defectos cualquier necio puede hacerlo, pero encontrar cualidades es una labor para lo espíritus superiores que son capaces de inspirar el éxito de los demás.

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